La comunicación celular está presente en todos los ámbitos de la vida humana hoy. Los operadores móviles están instalando cada vez más antenas transmisoras de señales de radio en los techos de edificios residenciales o instituciones educativas. Esto es motivo de preocupación para muchas personas, ya que los efectos sobre la salud de estas antenas se consideran bastante negativos. La pregunta de si esto es así puede ser respondida por expertos de la industria.
Daño a las comunicaciones móviles
Al reinstalar torres móviles en lugares más distantes, no se observará ningún efecto notable, ya que los campos electromagnéticos están presentes dondequiera que haya teléfonos móviles. El nivel de exposición a estos campos es aproximadamente el mismo a una distancia de 2 metros del teléfono y 150 metros de la antena. Sin embargo, en presencia de una torre directamente opuesta a la ventana de un edificio residencial y la radiación dirigida hacia ella, la carga sobre el cuerpo aumenta aún más.
Los niños y los ancianos son los más vulnerables a los efectos negativos de la radiación electromagnética.
Los expertos llevaron a cabo el siguiente experimento: al acercar un teléfono móvil al oído de una persona, midieron la actividad bioeléctrica del cerebro del sujeto. El cerebro no reaccionó al teléfono móvil apagado; sin embargo, el teléfono encendido aumentó instantáneamente la excitabilidad del cerebro y marcó el ritmo en el que funciona la radiación electromagnética. Al respecto, los expertos llegaron a una conclusión en la que correlacionaron la presencia de hipertensión arterial, diabetes mellitus, trastornos del sueño, dolores de cabeza y mareos, con la presencia de campos electromagnéticos alrededor de las personas.
¿Peligroso o no realmente?
Según los expertos, las antenas repetidoras correctamente instaladas para comunicaciones móviles son seguras, ya que su potencia no supera varias decenas de vatios, mientras que las torres de televisión tienen una radiación mucho mayor. Los expertos sostienen que el problema no está en los transmisores de señales celulares, sino en el uso demasiado frecuente e intensivo de los teléfonos móviles. Las estaciones repetidoras en sí mismas no representan una amenaza si su nivel de radiación electromagnética es el máximo permitido.
El abuso constante de los teléfonos móviles aumenta significativamente la dosis de radiación electromagnética.
Además, cada antena repetidora para comunicaciones móviles debe contar con su propio pasaporte sanitario por un período de cinco años, elaborado por la institución del servicio sanitario y epidemiológico. La distancia desde la antena al local residencial no está definida por la legislación, sin embargo, la señal emitida por el transmisor en ningún caso debe exceder los estándares establecidos. Puede verificar el nivel de su radiación electromagnética con la ayuda de la estación sanitaria y epidemiológica de la ciudad o representantes de la empresa operadora que instaló la antena.